
En la actualidad, el avance de las tecnologías digitales ha transformado de manera irreversible la vida de las sociedades occidentales y aquellas con acceso extendido a Internet, dispositivos inteligentes y redes sociales. Sin embargo, una parte significativa de la población mundial sigue viviendo con un acceso limitado o nulo a estas tecnologías. Este desequilibrio plantea una interrogante clave para el futuro: ¿estamos generando una brecha tecnológica que, además de las diferencias socioeconómicas, podría derivar en desigualdades cognitivas y de salud mental? La posibilidad de que ciertos grupos de la humanidad sufran patologías atencionales inducidas por el uso excesivo de la tecnología, mientras otros permanezcan inmunes a tales efectos, podría cambiar la dinámica global de las próximas décadas e incluso del próximo siglo.
La Brecha Tecnológica: Acceso y Consecuencias
Los países con un alto grado de digitalización han experimentado una expansión sin precedentes del tiempo de pantalla. Niños y adultos interactúan cada vez más con dispositivos que alteran su atención y comportamiento cognitivo. Investigaciones como el meta-análisis publicado en JAMA Pediatrics (2019) han vinculado el aumento del tiempo de pantalla con problemas de atención en niños y adolescentes (Boers et al., 2019). Otro estudio en Journal of Attention Disorders (2022) ha encontrado una asociación moderada entre el uso de redes sociales y síntomas relacionados con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) (Kardefelt-Winther, 2022). Estas evidencias sugieren que las sociedades inmersas en la tecnología están experimentando cambios neurológicos y conductuales que podrían definir la salud mental de las próximas generaciones.
Por otro lado, existen regiones donde el acceso a la tecnología sigue siendo limitado. En países con infraestructuras tecnológicas precarias, las interacciones humanas y los entornos naturales continúan siendo las principales fuentes de estimulación cognitiva. Paradójicamente, esto podría significar que las poblaciones con menor acceso a la tecnología estarían exentas de desarrollar las patologías atencionales inducidas por el uso masivo de dispositivos digitales.
Efectos Diferenciados en la Cognición y la Atención
Los países tecnológicamente avanzados han visto un incremento en la prevalencia de trastornos relacionados con la atención, la ansiedad digital y el deterioro de la capacidad de concentración debido al consumo constante de contenido fragmentado. Fenómenos como el infinite scrolling han sido analizados en revisiones sistemáticas como la de International Journal of Human-Computer Studies, sugiriendo que este tipo de diseño digital altera la regulación cognitiva y refuerza patrones de atención superficial (Baumgartner et al., 2021). En contraste, comunidades con menor acceso a dispositivos digitales pueden mantener un modelo de atención sostenida, favoreciendo la concentración en tareas a largo plazo y preservando habilidades cognitivas tradicionales.
Escenarios Futuros: Un Mundo Dividido por la Tecnología
Proyectando esta brecha hacia los próximos cien años, podríamos estar ante diversos futuros, a continuación se exponen tres de las principales hipótesis:
El Auge de la Cognición Fragmentada: En sociedades tecnológicamente avanzadas, el procesamiento cognitivo podría evolucionar hacia una modalidad hiperconectada pero fragmentada, caracterizada por una reducción de la atención profunda y una dependencia de algoritmos que gestionan la información por los usuarios. A medida que los dispositivos digitales se integran aún más en la vida cotidiana, las personas podrían desarrollar una menor capacidad de introspección y análisis crítico, confiando cada vez más en recomendaciones automáticas y en la información sintetizada por la inteligencia artificial. Esta transformación podría dar lugar a generaciones con una menor habilidad para la resolución de problemas complejos y el pensamiento estratégico, lo que afectaría ámbitos como la educación, la investigación científica y la toma de decisiones políticas y económicas (Carr, 2020).
El Refugio de la Cognición Tradicional: En comunidades menos tecnologizadas, la cognición podría preservarse en su forma más tradicional, con habilidades de atención prolongada, pensamiento reflexivo y menor dependencia de la tecnología para resolver problemas cotidianos. Estas poblaciones podrían beneficiarse de una mayor estabilidad emocional y una menor exposición a los problemas de ansiedad y distracción digital que afectan a los países más avanzados tecnológicamente. Sin embargo, la desventaja de este escenario sería la exclusión de estas comunidades del acceso a herramientas de conocimiento y desarrollo tecnológico que podrían mejorar su calidad de vida. A largo plazo, esta brecha podría generar una nueva forma de desigualdad en la que ciertos grupos conserven habilidades cognitivas tradicionales pero carezcan de oportunidades en un mundo cada vez más digitalizado (Twenge, 2017).
Hibridación Cognitiva: Un posible escenario intermedio sería el surgimiento de estrategias de adaptación donde individuos expuestos a la tecnología aprenden a regular su interacción con ella, promoviendo hábitos de uso saludable y técnicas de atención sostenida. En este modelo, la educación jugaría un papel crucial, fomentando el uso equilibrado de la tecnología y la aplicación de técnicas como el mindfulness digital, pausas estratégicas y el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico. La neurociencia y la psicología podrían colaborar en el diseño de entornos digitales que minimicen los efectos negativos sobre la atención y fomenten un procesamiento cognitivo más profundo (Gazzaley & Rosen, 2016). De esta manera, la tecnología no sería vista como una amenaza, sino como una herramienta a la que se puede acceder con conciencia y regulación para evitar impactos negativos en la atención y el bienestar mental.
La brecha tecnológica está generando no solo desigualdades en el acceso a la información y los recursos económicos, sino también posibles divergencias en la estructura cognitiva de la humanidad. Si el acceso a la tecnología sigue moldeando la atención y el procesamiento cognitivo de manera desigual, podría dar lugar a una división entre poblaciones hiperconectadas con problemas atencionales y poblaciones con menor tecnologización que mantengan habilidades cognitivas tradicionales. La clave para mitigar estos efectos radica en el desarrollo de estrategias que permitan integrar la tecnología sin comprometer la salud atencional de las próximas generaciones.
Bibliografía
- Baumgartner, S. E., van der Schuur, W. A., Lemmens, J. S., & te Poel, F. (2021). The relationship between media multitasking and attention problems in adolescents: A longitudinal study. International Journal of Human-Computer Studies, 154, 102675.
- Boers, E., Afzali, M. H., Newton, N. C., & Conrod, P. (2019). Association of screen time and depression in adolescence. JAMA Pediatrics, 173(9), 853–859.
- Carr, N. (2020). The shallows: What the Internet is doing to our brains. W. W. Norton & Company.
- Gazzaley, A., & Rosen, L. D. (2016). The distracted mind: Ancient brains in a high-tech world. MIT Press.
- Kardefelt-Winther, D. (2022). How does the time children spend using digital technology impact their mental well-being? Journal of Attention Disorders, 26(4), 459-472.
- Twenge, J. M. (2017). iGen: Why today’s super-connected kids are growing up less rebellious, more tolerant, less happy – and completely unprepared for adulthood. Atria Books.
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